BOLETIN INFORMATIVO
El sistema
agrícola milpa sigue siendo uno de los pilares centrales de la economía entre
miles de familias campesinas de Chiapas, México y Centroamérica, prácticamente
no hay cultivos con mayor importancia alimenticia que el maíz y sus
complementos el frijol, la calabaza y el chile, por lo que es la base de la
economía de autoconsumo. La práctica de separación de semillas tradicionales
por color, raza, adaptación climática, dureza y destino alimenticio, es la base
de la reproducción del sistema milpa. Los hijos de familias campesinas aprenden
a hablar cuando escuchan a sus padres cómo mejorar el sistema milpa cada año.
Incluso comunidades campesinas que han perdido la lengua originaria mantienen
vivas muchas tradiciones, creencias y rituales agrícolas, guardan las semillas
criollas como un tesoro, patrimonio familiar y herencia inmaterial para sus
hijos.
En noviembre de 2012 las instituciones que
integran el Comité para la Salvaguarda del Patrimonio Inmaterial de México
reconocieron el sistema agrícola milpa como parte del patrimonio
cultural inmaterial del país, por iniciativa de los municipios donde hay mayor
presencia de grupos campesinos que se reivindican milperos, apoyadas por
instituciones académicas de Chiapas y organizaciones sociales de la Campaña Sin
Maíz No Hay País.
Junto con el
sistema milpa, los campesinos milperos siembran decenas de plantas agrícolas,
medicinales, hortalizas y árboles maderables o frutales. Otras especies de
animales silvestres se alimentan de la milpa, como mamíferos silvestres,
pájaros, roedores e insectos voladores y subterráneos, por lo que desde 2010 la
Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) coordina el único
programa de fomento a la producción del sistema milpa en las comunidades
asentadas en los territorios protegidos. Este programa resulta ser insuficiente
pues no sólo hay maíz criollo en las Áreas Naturales Protegidas, y de hecho la
mayoría de los campesinos milperos vive en bosques no protegidos donde, sin
apoyo oficial alguno, se organizan ferias campesinas de intercambio de semillas
y conocimientos.
Las políticas,
programas o discursos que promueven el abandono, sustitución, reconversión o
remplazo de la agricultura del maíz resultan ser anticampesinos y tienden
irremediablemente al fracaso, así sean acuerdos comerciales entre gobiernos,
empresas, organizaciones sociales o programas de investigación.
México no
necesita maíz transgénico, y los campesinos con prácticas agroecológicas no
necesitan agroquímicos. Chiapas tiene una gran riqueza en los pueblos
campesinos que han hecho de este el estado con la mayor producción de
agricultura orgánica en México, particularmente en la producción de café. En
cientos de comunidades los campesinos experimentan la transformación de su
agricultura sin agroquímicos, con prácticas culturales de manejo de la
agrobiodiversidad. Es necesario apoyar estos procesos y demostrar, con base en
la experimentación campesina, que otra agricultura es posible, sin agroquímicos
y sin transgénicos, sin deudas por créditos agrícolas.
Es urgente
fortalecer la agricultura campesina con semillas criollas y abandonar la
dependencia de los agroquímicos. El problema es un reto para nuestra
generación, no podemos actuar solos. Es por ello que seguiremos actuando como
red de organizaciones campesinas, con apoyo de académicos comprometidos con la
sociedad, instituciones, pequeñas empresas de productores orgánicos, para hacer
frente a las grandes empresas agroindustriales transnacionales, así como a la
crisis económica, alimenticia y ambiental.
Nos
comprometemos a difundir el sistema agrícola milpa como patrimonio cultural,
base de la economía campesina y alternativa a la crisis ambiental. Uniremos nuestra causa a las organizaciones e
instituciones que se comprometan con la agricultura campesina que nos heredaron
nuestros antepasados.
Reunidos en Centro de Difusión Universitario Intercultural (CEDUI) de la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH), con
participación de grupos campesinos, académicos y personal de instituciones agrícolas, culturales y ambientales, nos
hemos propuesto realizar un trabajo plural para generar un proceso más
en defensa de la agricultura campesina, las semillas criollas de maíz y frijol
y de la transición a la soberanía alimentaria con base agroecológica.
Hemos sido
invitados por grupos campesinos de La Concordia, región Frailesca de Chiapas
para iniciar un proceso de reconversión productiva del maíz comercial con base
en agroquímicos a una agricultura campesina con base en la agricultura orgánica
y las semillas criollas.
También
difundiremos el proceso por el cual fue reconocida la producción de maíz
criollo y el sistema agrícola milpa en la Lista del patrimonio inmaterial de
México, y las actividades que haremos para ampliar los alcances de este
reconocimiento y así, construir las bases para un régimen de salvaguarda del
maíz criollo, la milpa, los saberes campesinos vigentes para su reproducción y
las experiencias de grupos campesinos en procesos similares de soberanía
alimentaria con base agroecológica.
Invitamos a
organizaciones sociales, grupos de investigación en agronomía, antropología y
ciencias afines, campesinos milperos e instituciones de los sectores agrícola,
ambiental y cultural, a sumarse a este esfuerzo. La próxima reunión de la Red
Maíz Criollo será el 23 de febrero del presente en el ejido Benito Juárez,
municipio La Concordia. Confirmar su asistencia al correo redmaizchiapas(a)gmail.com Mayor
información en http://www.redmaizchiapas.blogspot.com/
Atentamente:
Emanuel Gómez Martínez
UNICH
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Sofia Olhovich
Casa del Pan
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Comisión
de enlace y comunicación de la Red Maíz Criollo Chiapas