martes, 14 de mayo de 2013

Maíz Nativo y agricultura orgánica en Chiapas (2)


Maíz nativo y agricultura orgánica en Chiapas: síntesis de un proceso de transición (2 de 3)

Por Emanuel Gómez Martínez

La estrategia de defensa de las semillas nativas

La base de esta estrategia es el mejoramiento campesino de los recursos genéticos del sistema milpa, con una técnica conocida como fitomejoramiento participativo de maíz y frijol, que se basa en parcelas demostrativas en las que los campesinos experimentan con sus propias semillas, y al momento de repartir la cosecha ven multiplicadas la diversidad agro biológica y los conocimientos de agricultura tradicional mejorada con prácticas de manejo orgánico.

La primera parcela demostrativa de fitomejoramiento participativo llevada a cabo en Los Altos de Chiapas ocurrió en 2003, con el apoyo de investigadores del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas de Cuba (INCA), quienes observaron que los campesinos contaban con un mayor número de variedades color blanco y amarillo, y al momento de colectar las semillas los campesinos demuestran mayor interés por las variedades color morado, rojo y naranja, así como las variedades de mayor tamaño y granos grandes y duros.

Estas ferias campesinas de intercambio de semillas son la base de la defensa de la agricultura familiar, y cualquier estrategia para mejorar la producción de autoconsumo debe incluir este tipo de encuentros. Las parcelas demostrativas de milpas mejoradas con técnicas campesinas, con prácticas de agricultura orgánica y con diversidad de semillas nativas, son un excelente espacio para la capacitación e información de las políticas públicas en la materia.

A partir de 2009, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), coordina el Programa de Conservación in situ del Maíz Criollo (PROMAC) que se basa en un reconocimiento a los productores de maíz criollo, materializado en un pago directo a los productores por seguir sembrando semillas nativas, así como el apoyo a proyectos productivos y actividades de fortalecimiento comunitario para la promoción y el fomento de la agro biodiversidad.

Si bien los objetivos del PROMAC son muy pertinentes, la limitación más importante es que se restringe a las Áreas Naturales Protegidas (ANP), donde se ubica una mínima parte de los productores de maíz criollo del país. Aun así, es importante apoyar este programa y difundir sus resultados para valorar la producción de maíz criollo y gestionar el reconocimiento de todo México como centro de origen y diversificación del maíz nativo, así como por el reconocimiento de zonas libres de transgénicos.

Paralelo a este proceso, en noviembre de 2012 se tuvo la oportunidad de participar en la Tercera Reunión del Comité interinstitucional para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural de México, que avaló en lo general la solicitud presentada por 7 municipios de Chiapas (Ocosingo, Oxchuc, Tenejapa, San Lucas, Zinacantán, Larráinzar y Chenalhó), organizaciones y académicos para incluir el Sistema Milpa de Chiapas, junto con más de 900 expresiones culturales que integrarán la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de México, entre ellas, la producción de maíz criollo en Campeche y decenas de expresiones gastronómicas, festivas y rituales que tienen al maíz criollo y la milpa como eje rector. Está pendiente difundir ampliamente los argumentos que llevan a postular la importancia de reconocer el maíz, la milpa, la agricultura campesina y la comida mexicana, como patrimonio cultural, y gestionar por un reconocimiento de parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Al 2013, el gobierno federal ha diseñado una Cruzada Nacional contra el Hambre. Indudablemente esta Cruzada es una respuesta institucional al movimiento nacional que desde hace más de 20 años ha luchado por  el reconocimiento del derecho a la alimentación en la Constitución Federal, lo que se logró en 2011. En el poder legislativo está abierto aún el proceso de diseñar una Ley reglamentaria del derecho constitucional a la alimentación. Sería importante que dicha ley reglamentaria  fuera resultado de un proceso de diálogo nacional, e incluir reformas a una veintena de leyes secundarias vinculadas, entre ellas las leyes de producción de semillas, de agricultura orgánica, desarrollo rural, organismos genéticamente modificados, etc, con el mismo horizonte: la soberanía alimentaria con base en las semillas nativas y la agricultura orgánica, libre de transgénicos y en proceso de abandono de agroquímicos

Es importante que la estrategia productiva de la Cruzada Nacional contra el Hambre se base en la agricultura familiar campesina con el apoyo de los centros de investigación en la materia, en particular el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, Forestales y Pecuarias (INIFAP), institución que ha encabezado los estudios para la conservación y reproducción in situ del maíz nativo. 

Las necesidades de capacitación para la transición a la soberanía alimentaria con base en las semillas nativas y la agricultura orgánica se pueden resumir en los siguientes procesos:

  • Fitomejoramiento participativo de maíz y frijol (selección por raza, almacenamiento, resiembra), retomando la metodología del INCA de Cuba. 
  •  Producción de abonos orgánicos, foliares, líquidos, lombricomposta, etc.
  •  Agroforestería: Sistema MIAF (Milpa Intercalada con Árboles Frutales).
  •   Derechos indígenas y derechos de las mujeres.

Al mismo tiempo que se lleva a cabo un programa de capacitación, es necesario un programa de inversión productiva en insumos orgánicos, equipo para la siembra y almacenamiento, instalaciones de producción de abonos orgánicos, bodegas comunitarias para acopio de maíz criollo.


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